22 de setiembre Día internacional de la ciudad sin mi auto

“Las bicicleteadas y los encuentros vecinales se repiten alrededor de un mundo donde la congestión vehicular y las emisiones de los caños de escape afectan la salud de los habitantes de las ciudades. Los impulsores de este día piden el crecimiento económico de las ciudades se acompañe con una calidad ambiental y de transporte, un mayor equipamiento e integración social y mayor espacio público”.

Desde esta pagina, hacemos la cordial invitación a participar de esta jornada tratando de limitar el uso de autos privados,  o compartiendo su uso con los amigos, vecinos o compañeros de trabajo. Queremos que aunque sea por este día, cambiemos nuestro medio de locomoción, usar la bicicleta  o  caminemos. No tenemos que olvidar, que este día, seguimos con nuestras obligaciones, es solo un cambio de hábito de movilidad.

“Antecedentes: La primera crisis energética, en 1974,cuando diversos gobiernos nacionales, regionales y locales europeos desarrollaron la idea preocupados por el suministro de petróleo que conmocionó entonces a la opinión pública. Se trató, en general, de una mera prohibición del tráfico motorizado dominical. Todo tipo de vehículos sin motores de combustión hicieron las delicias de los reporteros gráficos, mientras que las poblaciones afectadas aprovechaban para recuperar el espacio perdido y aprender las ventajas colectivas de la desmotorización privada en unos auténticos días de fiesta. La experiencia duró tan poco como la crisis petrolífera.

En los 80 se volvió a proponer la celebración de jornadas sin coches, pero esta vez a partir de la iniciativa de las organizaciones ecologistas y de defensa de la bicicleta.

El domingo 20 de septiembre de 1987 se celebró en toda Europa y con el patrocinio de la entonces Comunidad Europea una jornada sin coches.

La última oleada de iniciativas surge en la recta final de los noventa y se dirige especialmente a las jornadas cruciales para el tráfico: los días laborables. Los promotores principales son las instituciones europeas y los gobiernos de varios países, aunque también existen aisladas pero valiosas aportaciones de movimientos sociales.

Se refleja así el cambio en el discurso dominante sobre la movilidad urbana; un cambio que se había venido produciendo desde el inicio de la década a través de diversos documentos oficiales, los cuales alertaban sobre los problemas ambientales del automóvil y sobre la necesidad de cambiar las políticas de tráfico en las ciudades.

De ese modo, tras el éxito de la convocatoria de 1999 en Francia e Italia, es la Comisión Europea la que apoya desde el año 2000 el día europeo «¡La ciudad, sin mi coche!», cada 22 de septiembre. Como la propia convocatoria del día sin coches de 1999 en Cataluña indicaba certeramente, el objetivo principal de este tipo de celebraciones es la auto-reflexión; es decir, la reflexión individual y colectiva sobre el uso del automóvil en la ciudad. Se trata por tanto de una propuesta pedagógica en el campo de la educación cívica y ambiental, cuyo propósito no puede ser otro que modificar la cultura del automóvil imperante. Es por ese carácter esencialmente cultural y didáctico por lo que las iniciativas actuales de las jornadas sin coche suscitan a la vez esperanzas y recelos.

Lo que se persigue es plantear alternativas y resaltar los problemas de la movilidad en las ciudades, con el fin de mejorar la convivencia y la calidad de vida, siendo los objetivos específicos de la iniciativa:

  • Estimular un comportamiento ciudadano compatible con el desarrollo urbano sostenible, la prevención de emisión de gases de efecto invernadero y el consumo racional de los recursos energéticos.
  • Sensibilizar la conciencia ciudadana sobre los impactos ambientales del transporte y sus diferentes modos de uso.
  • Dar a la ciudadanía una oportunidad de usar medio de transporte alternativo al coche, utilizándolo nada más que en caso necesario; desplazarse en bicicletas, transportes públicos.

Ofrecer a la población la posibilidad de redescubrir la ciudad, su gente y su patrimonio cultural, en un ambiente saludable y relajado.

Fuente: http://enteculturaltucuman.gov.ar

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